IMPORTANCIA DEL EJERCICIO FÍSICO EN PERSONAS CON ALZHEIMER

No os cuento nada nuevo si os digo que el ejercicio físico es uno de nuestros grandes aliados para envejecer de forma saludable y mejorar nuestra calidad de vida.

En los últimos años ha cobrado una gran importancia y muchos somos los que hemos adquirido un hábito con esto del deporte. Y es que además de mejorar nuestro sistema cardiovascular, respiratorio e incluso anímico, está comprobado que el ejercicio físico está estrechamente ligado con nuestra salud neuropsicológica.

Pero, ¿puede ayudarnos a prevenir y/o ralentizar el avance de la enfermedad de Alzheimer?

Existen estudios que confirman que el ejercicio físico, practicado con regularidad, disminuye los factores de riesgo cardiovascular, la diabetes, la hipertensión, el colesterol, el estrés, la depresión, la ansiedad… Todas estas variables están relacionadas con el riesgo de sufrir deterioro cognitivo y de desarrollar una demencia. Por lo que podríamos decir que el ejercicio físico cobra una suma importancia en la prevención de la demencia. Pero yendo un pasito más y basándonos en los estudios de Stillman et al. 2016, existe evidencia científica en animales de que el ejercicio físico puede reducir los niveles beta amiloide y Tau, proteínas que se manifiestan en la estructura cerebral de los enfermos de Alzheimer.

Queda claro que el ejercicio físico de manera habitual y más en concreto, el ejercicio de fuerza, es beneficioso para los procesos cognitivos tanto de personas sanas como en personas con deterioro cognitivo incipiente y/o Enfermedad de Alzheimer. Me gustaría también destacar, como terapeuta ocupacional, la repercusión positiva que tiene también el entrenamiento de fuerza en la realización de las actividades de la vida diaria. A una mayor fuerza , mayor masa muscular, mayor protección frente a posibles caídas y mejor realización de actividades tan básicas como vestirnos, lavarnos, transferirnos y desplazarnos. Y actividades más instrumentales como limpiar la casa, poner la lavadora, o preparar la comida.

Dicho esto, veamos algunos ejemplos de ejercicios y consideraciones a tener en cuenta.

Lo primero, y lo que siempre os indicamos desde la asociación, es que debemos adaptarnos a las posibilidades del enfermo, sin agobios, sin presiones, creando una rutina diaria, a poder ser a la misma hora, en el mismo espacio, con música que le guste. Si lo necesita podemos acompañarle en la rutina creando una conexión beneficiosa para ambos y beneficiándonos en conjunto del entrenamiento.

Os voy a dejar para terminar algunos ejemplos de lo que podemos hacer.

Ejercicios aeróbicos como caminar, pedalear, bailar…

Ejercicios de fuerza usando alguna pesa levantando brazos y piernas.

Ejercicios de coordinación usando una pelota, palmas…

Ejercicios de equilibrio con ayuda de una silla.

Os dejo dos vídeos que os mandamos hace tiempo para daros ideas.

Ante cualquier duda, sugerencia o si necesitáis más ejemplos no dudéis en preguntarnos. Estamos encantados de poder ayudaros.

Rocío Ramos Santos

Terapeuta Ocupacional de AFAMSO

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